Ritz-Carlton invirtió un euro en el astillero Barreras durante el año en que lo gestionó

La mercantil Cruise Yacht YardCo, a través de la cual adquirió el astillero, admite este importe en su capítulo de inversiones pero declaró unos beneficios de 19,7 millones

Oficina de Ritz-Carlton Yacht en Barreras, desmantelada.

Oficina de Ritz-Carlton Yacht en Barreras, desmantelada. / FDV

Lara Graña

Lara Graña

Cruise Yacht YardCo es la sociedad con la que el conglomerado financiado por el fondo Oaktree y el multimillonario Mark Scheinberg compraron el 100% del astillero Hijos de J. Barreras en mayo de 2020. Esta empresa fue creada bajo el nombre RCYC Holdco en Malta, pero renombrada –shipyard es astillero en inglés– cuando el equipo comandado por Douglas Prothero asumió la propiedad, presidencia y gestión de la compañía. No entraba en sus planes inciales cuando desembarcaron en Vigo, en 2017, con el único objetivo de construir un crucero de ultralujo por 250 millones de euros, y opciones de ensamblar otros dos en Beiramar. Controlar Barreras era la única vía que tenían para tratar de rematar el barco, para lo que recibieron un millonario blindaje del Estado y garantías de paz social en la plantilla y la industria auxiliar.

Prothero tardó siete meses en preparar la escapada: se llevaría el crucero a Santander, con el pretexto de pintarlo, y empezó a preparar una liquidación ordenada del astillero. Aunque prometió convertir la empresa en una referencia europea en el segmento de barcos premium, la inversión ejecutada por Cruise Yacht YardCo durante el año completo en que la controló fue nula. Un dólar. Noventa y cuatro céntimos. Casi un euro.

Así consta en la memoria anual de la mercantil de la que es filial, a la que ha tenido acceso este periódico, y depositada en el registro mercantil de La Valeta, capital de la isla mediterránea. Son las cuentas de OCM Luxembourg EPF IV Cruise Yacht Master, de la que también depende la sociedad Cruise Yacht Upper Holdco, que es a través de la que se realizaron los pagos para la construcción –en Vigo primero, y en Cantabria, después– del crucero Evrima.

En este caso, como ya divulgó FARO, el equipo de Prothero invirtió el doble en Santander de lo que lo hizo en Galicia, pese a ser dueño del astillero y a haber garantizado al menos un buque de lujo más a la industria local. Durante el ejercicio 2021 la inversión neta en la construcción del buque fue de 241 millones de dólares, frente a los 132 millones del ejercicio anterior. Más allá de lo concerniente a este pedido, y en cuanto a la inversión de la verdadera propietaria del astillero, el capítulo net investment amount (cifra de inversión neta) es de un dólar. Noventa y cuatro céntimos de euro. Mientras no se concluya la liquidación de la sociedad anónima –la unidad productiva se vendió a Armón–, Cruise Yacht YardCo ostenta esta propiedad.

Para ese mismo ejercicio 2021, como apuntan las mismas cuentas oficiales, esta sociedad declaró unos beneficios de 19,7 millones de dólares. Y lo hizo mientras articuló la quiebra de Hijos de J. Barreras, contratando a una consultora especializada (Kroll) para diseñar el proceso liquidativo y la venta en paralelo de las instalaciones, a través de un procedimiento denominado prepack concursal. En medio de todo este enjambre corporativo, el Estado español tenía un riesgo vivo superior a los 400 millones de euros, resultado de haber blindado a la banca por su exposición al proceso de construcción del crucero. Ritz-Carlton (es la marca comercial que utiliza Cruise Yacht) no ha empezado a devolver el préstamo a las entidades financieras, y por tanto a rebajar la exposición del Estado –a través del organismo Cesce– hasta el estreno del buque, el pasado mes de octubre. Fue dos años y medio después de la fecha fijada inicialmente para el viaje inaugural.

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